Regresaba de un viaje a Irlanda, el país verde y donde todas las leyendas fantásticas empiezan..había escuchado toda clase de historias y parecía como si fueran cuentos lejos del alcance de los humanos cuando en realidad todas esas criaturas nombradas en sus narraciones estaban mucho más cerca de lo que imaginaban, simplemente debían abrir los ojos y observar...observar a su alrededor, quizá tu hermano, tu primo, tu madre...quizá podrían ser esas criaturas que no crees.
Bellê no había dejado de pensar en cosas relacionadas a ese tema, ni siquiera había podido dormir en el barco entre el movimiento y sus pensamientos ¡No la dejaban en paz! ni siquiera un minuto, ni cinco segundos... llevaban días presentes en su cabeza y le irritaba ¿Los humanos no creían en ellos? sabía que una gran cantidad de personas si creía en los ángeles y demás pero había otra gran mayoría que no creía en nada, parecían tan cerrados de mente y hasta daban lástima...no podrían descubrir las maravillas del mundo que no eran lejanas..¡Debían aprender a abrir la mente! pero bueno... era una niña y nadie hace caso a una pequeña como ella pues los niños en ese mundo son inocentes, soñadores y nadie les cree, bah... a veces es bueno hacerles caso pues los más pequeños de su especie tienen mayor afinidad para lo 'anormal'.
El barco navegó tres noches y cuatro días pero llegaron al puerto justo cuando el sol empezaba a esconderse y tanto el cielo como el mar estaban anaranjados...como los ojos de Bellê que por la luz sus ojos ahora eran de un brillante y llamativo naranja. No le importaba esa peculiar característica de sus orbes pero lo que le importaba eran las risas de los demás y comentarios por su iris, ella no se reía de los ojos azulas o verdes ¿¡Porque ellos lo tenían que hacer!? Eran taaaan inflexibles y taaan ingenuos... en los libros los explicaba como seres maravillosos esos humanos...pero empezaba a entender que en Londres todo era muy diferente a los libros.
Algo mareada bajó del barco con paso tranquilo y miró a su alrededor, no tenía ni idea de donde ir o donde pasar la noche y su rana Motty empezaba a removerse nerviosa en su bolsillo...hace poco que la había dejado en un plato de agua para que no se le resecara la piel pero seguramente estaría tan cansada como Bellê de tanto movimiento...no estaba acostumbrada a los barcos y nunca lo estaría. Para calmar al pobre animal introdujo su mano derecha en el bolsillo y se produjo un pequeño brillo y una calidez que solo la rana pudo ver y notar...se relajó y se dejó de mover, mejor, así no tendría preocupaciones y podría ir más tranquila que con los movimientos del anfibio.-No pasa nada... duerme un poco.- murmuraba con una agradable sonrisa en su cara, algunas personas que pasaban por su lado la miraban raro y hacían comentarios de que estaba hablando sola, le molestaban claro pero no quería dañar a ningún humano así que ignoró ese comentario con orgullo.
El puerto empezó a quedar vacío y la media luna ya estaba en lo alto junto al manto negro del cielo y la pequeña ya iba mucho más relajada y hasta tarareaba una suave melodía sin letra que hacía al ruido nocturno callar simplemente para escucharla a ella. Pensaba que estaba sola en todo el puerto...pero de repente aparecieron unos jóvenes riendo y haciendo escándalo...se acercaron a la albina con una sonrisa maliciosa en la cara y volvieron a reir.-Oooh..pequeña...no deberías ir sola por estos lares.- comentó el que parecía más grande de todos dejando tras sus palabras un eructo...olía a alcohol.-¡Eh! ¡No seas maleducado con la dama!- exclamaba un chico de baja estatura, delgaducho pero muy atractivo destornillándose de la risa por su ''amigo''.-¡Bah! Sois todos unos gilipollas.- un chico robusto y que parecía ser el más calmado de todos se acercó a Bellê sonriendo hasta con cierto deje amable.-Ignóralos...¿Cuantos años tienes pequeñaja?- preguntaba aguantándose la risa sin unirse a sus amigos en las carcajadas.-...- simplemente la pequeña suspiró y empezó a correr dirección contraria, no iba a pelear con ellos, no iba a hacerles daño.-¡Tú! ¡No corras!- se escuchaba a lo lejos.-Quiere jugar.- comentó risueño y comenzando a correr junto a sus compañeros.
La peliblanca corría y corría maldiciendo su suerte..¡Jamás volvería a pensar bien de los humanos!. ¡Nunca! no todos eran iguales..y parece ser...que la gran mayoría eran de ese tipo de personas que hace unos segundos la habían acosado. Sin importar si alguien la podría ver o no saltó y entonces un casi inexistente destello apareció en su espalda y seguidamente unas delicadas y bellas alas blancas surgieron de su espalda como por arte de magia. Voló hasta lo alto de un edificio y aterrizó en un callejón que separaba el edificio de donde estaba antes... Suspiró con un deje de alivio pero se alarmó al escuchar unos pasos tras ella. Eran esos chicos de antes que al parecer habían visto a donde iban y su mirada era una mezcla de sorpresa y miedo...aunque rapidamente se tornó agresiva. Lentamente se acercaban a la pequeña y esta por miedo no reaccionaba...las alas no se movían y ahora si estaba empezando a sentir miedo de verdad. Agitó su cabeza y metiendo la mano donde se encontraba Motty volvió a saltar y esta vez voló hacía una de las zonas más alejadas del puerto...sabía que no podrían encontrarla allí pues estaba rodeada de enormes cajas y parecía no tener acceso esa calle aunque si eras un poco inteligente podías encontrar una entrada...o si tenías alas podías entrar por encima como había echo ella.
Se sentó en el suelo apoyando su espalda en una caja y se bajó la capucha, respiraba agitadamente del miedo y cansancio y se sacó a Motty del bolsillo para apoyarla sobre sus piernas y acariciarle la cabeza, adoraba el tacto de su piel.-Por poco...- sonreía y dejaba caer la cabeza a un lado...estaba cansada y quería dormir pero también no quería quedarse dormida así que hizo esfuerzos para mantener sus ojos abiertos...su iris aun seguía naranja pero se notaba que estaban empezando a cambiar poco a poco a color marrón.
Había aprendido un par de lecciones, primera, nunca ir sola por un puerto de noche y segunda.. nunca fiarse de los humanos.